sábado, 16 de enero de 2010

LA VIDA TE DA SORPRESAS

(Dedicado a Mi pequeña niña)

Son las seis de la tarde. Hace un ratito que entregada espera a que sus Dueños lleguen a recogerla; espera, inquieta pero encantada, en la parada del autobús cercana a su casa a que lleguen a su lado para ir simplemente a tomar algo en un café. Está un poquillo nerviosa y se repasa con la vista; va vestida con zapato plano (tiene los pies mal y no puede ponerse tacones) pero supone que, con la debida explicación, sus Amos no se enfadarán; lleva una minifalda ajustada justo por debajo del culo y unos leggins tupidos que la tapan las piernas (hace un poco de frío); una blusa que la queda bien y una chamarra de cuero; como ropa interior lleva un tanga precioso (que le ha costado encontrar) y un sujetador negros; también lleva una pequeña mochilita en la que guarda sus cosas a modo de bolsito.
Mentalmente comprueba que ha cumplido las instrucciones de su Dueño; en su pelo luce, a modo de coletero, un lazo de raso de color rojo (el color que más odia) haciéndola parecer una colegiala de 15 añitos a sus 32 años; lleva las bolas bien metidas dentro de su coño (y ya nota como sus jugos empiezan a empaparlas); en la mochila lleva las bolas esas que nunca ha sido capaz de introducirse dentro porque, con sus pinchos agudos, la han hecho daño; y, en el bolsillo de la misma, parte de las copias que se ha ganado la última vez por su forma de hablar malsonante.
A pesar de haber cumplido básicamente con las instrucciones de su Dueño está nerviosa, muy nerviosa. Hay tres motivos para ello; el primero que hace ya varios días que su Dueño la viene gastando bromas de lo que la va a hacer cuando esté con ella:
El segundo que sabe que no lleva todas las copias que tenía que hacer; puede alegar que apenas ha tenido tiempo para ello pero....... no sabe si su Señor aceptará esa explicación. Lo cierto es que no ha acabado de escribirlas porque no ha dedicado el tiempo suficiente y lo sabe.
Y el tercero es más extraño, hace poco que está con el Señor; antes estaba solo con la Señora y lo que la podía suceder era quizá más duro pero también más esperable; sin embargo, el Amo es más imprevisible, Sus ideas son más extrañas y las situaciones que provoca, más inesperadas.
Han quedado en ir a tomar una caña a una terraza y ella no entiende como Él va a poder llevar a cabo lo que ha dicho que la hará... eso de que va a meterla las bolas que lleva en su coño por el culo y las que lleva en el bolso por el coño........ no lo ve claro. No considera posible lo que la ha dicho por dos causas; la primera que no cree que las bolas vaginales quepan en el agujero del culo; la segunda, que lo llevará a cabo en el mismo bar.
Además recuerda bien la última conversación con Él. Mientras ella le decía que tenía esas bolas de castigo que era incapaz de meterse por excitada que estuviera, Él la contestó que las llevara y que no se preocupara que ya se las pondría Él mismo. Pero no sabe como ni donde será posible eso a pesar de Su explicación.
Recuerda que Él dijo que la llevaría al baño; que la bajaría los leggins y el tanga (con el que se quedaría) y que allí haría el intercambio de las bolas. Pero ella conoce el tamaño de los servicios del bar y sabe que eso llevará a que cualquier persona que se acerque se pueda dar cuenta de lo que está pasando... y sabe que a su Dueño no Le gusta dar el mitin en público.
Por eso está segura de que no pasará nada ni en la terraza ni en el bar, de que todo es una indicación del Señor para ponerla nerviosa. Y, sin embargo, está inquieta por el qué, el donde y el como sucederá lo que vaya a ocurrir; porque... de lo que está prácticamente segura es de que algo sucederá; no sabe bien qué ni como ni donde pero sí que sabe que si no, no iría equipada como va.
Ve llegar el coche de sus Dueños y su corazón da un salto de alegría; ya están aquí, pronto estará con ellos y podrá charlar en persona y no solamente a través del ordenador, evitando, de esta forma, los continuos equívocos que ese medio de comunicación produce. Y, evidentemente, podrá servirlos y ser sometida por ellos y a ellos en vivo lo que no tiene nada que ver que hacerlo por ciber.
El coche para y, casi sin dar tiempo a más, entregada se acerca y abre la puerta de su Señora Maria para darla un abrazo y un beso. Mientras tanto, el Señor Txiria sale de Su lado y se acerca con Su media sonrisa perenne en los labios. Se acerca y la da un beso.
- Venga no perdamos más tiempo, súbete al coche y dinos donde vamos a ir a tomar esa cerveza.
Sin decir palabra, entregada sube al coche en la parte de atrás como siempre. Se sienta en el centro del mismo con el fin de que sus Dueños puedan verla a través de los espejos retrovisores y espera.
- ¿Qué niña??? ¿Nos vas a decir a donde vamos??? .– requiere de ella su Señora Maria.
- mi Señora, ¿pueden decirme que es lo que desean tomar y en qué tipo de ambiente??? .- contesta entregada concentrándose en la respuesta.
- Pues..... lo cierto es que si hubiera un sitio en el que hubiera sol y que pudiéramos estar lejos de las carreteras, estaría bien .- contesta el Sr Txiria – quizá alguna terraza en un parque o similar pero claro que tenga cerca unos buenos servicios.
- mi Señor, lo cierto es que no conozco un sitio de esas características en el que se pueda dejar bien el coche – contesta entregada – pero, si le parece bien, conozco una cafetería con una pequeña plazuela delante en la que se puede dejar el coche a la vista aunque sea en doble fila.
- Me parece bien, condúcenos.
A partir de ese momento, entregada va guiando a sus Amos por la ciudad durante unos 15 minutos con el fin de llevarlos al sitio que les ha propuesto y han aceptado.
Llegan al bar sugerido por entregada y, como era de esperar, tienen que aparcar en doble fila; para evitar problemas el Sr. Txiria lo hace dejando las puertas traseras enfrente de unos contenedores de basura.
- Es lo que te corresponde, Mi pequeña.- dice antes de que ella abra la boca
Sin decir ni una palabra, entregada sale del coche lo más rápido que puede y va a abrir la puerta de su Señora, en un ritual mil veces repetido y disfrutado.
Se sientan en la mesa más cercana al coche y más alejada del resto de las personas que componen la clientela del bar. Pasan unos minutos y el Sr Txiria mira a entregada y la dice:
- Yo quiero una tónica y tu Señora una caña; tu te vas a tomar una coca-cola light.
entregada abre la boca como para decir algo pero al ver el gesto sonriente pero a la vez expectante de su Amo, la cierra y se levanta de la silla para ir a hacer el pedido en la barra. Y, esto, a pesar de que haya servicio de camareros en la terraza.
Cuando vuelve, encuentra que el Sr Txiria ha cogido su mochilita y la está revisando; ha sacado y abierto la cartera y está fisgoneando en la documentación. Sin poderse contener entregada exclama:
- ¡Pero que hace!... Esas son cosas personales mías.
El Sr Txiria levanta la cabeza y la mira serio mientras en los labios de Maria de Txiria se dibuja una media sonrisa que indica como sabe que ha cometido una gran equivocación pues…. ¿acaso hay algo que la pertenezca a ella y no a ellos desde que se entregó a ambos????
Al ver la mirada de su Señora, entregada se da cuenta de su error y, con una sonrisa de agradecimiento nervioso, hacia Ella dice:
- Lo siento Señor, perdóneme pero es que no estoy acostumbrada a que me miren mis cosas sin decirme nada.- según va hablando su mente se va calmando.- por supuesto que puede Ud. revisar lo que desee; no hay nada que no sea Suyo o que yo Le deba ocultar.
- Gracias por su apoyo silencioso, mi Señora; pero la verdad es que ha sido un auténtico flash ver al Señor revolviendo en la mochila al volver.
- ¿Por qué niña Nuestra?.- la contesta la Sra Maria.- ¿acaso no tiene derecho a hacerlo??? ¿acaso no puede revisar lo que llevas y lo que traes???
- Sí, mi Señora, claro que puede. En realidad ha sido solo la falta de costumbre y la sorpresa.
El Sr. Txiria ha seguido revisando las cosas que había en la mochila y ha cogido y guardado en Su bolsillo las bolas chinas de castigo, que son de esas que llevan un recubrimiento de pinchos (como las llama entregada); así mismo, se ha guardado una goma de pelo y ha puesto sobre la mesa el paquete de tabaco y el mechero, así como unas horquillas que ella llevaba para el pelo.
Cuando va a abrir el bolsillito lateral, entregada exclama:
- Espere un momentito, por favor, que yo le explico……
- ¿Qué es lo que Me tienes que explicar, niña Mia?.- pregunta el Sr Txiria, mientras levanta la cabeza de forma brusca y extrañado por la interrupción.
- Es que, mi Señor, en ese bolsillo van las copias que Le debo pero…………… es que no están completas.
- ¿Cómo que no están completas???.- exclama el Sr. Txiria con un punto de enojo en Su voz.- ¿A qué es debido eso???
- Pues….- duda entregada antes de contestar.- Es que no me ha dado tiempo a acabarlas, pero en un par de días le mando las que faltan
- ¿Cuántas te faltan???
- La mitad, mi Señor
- Y entonces… ¿cómo vas a hacerme el resto en un par de días si en éstas has tardado casi una semana??? Perdóname pero es que no lo entiendo.- la voz del Sr. Txiria suena con un punto frío de enojo y de mala uva; no entiende lo que está diciéndole entregada.
- Sí es que he estado muy ocupada con otras cosas y la verdad es que no me ha dado tiempo a terminarlas.
- ¿Qué otro tipo de cosas???.- vuelve a inquirir el Caballero.- ¿referidas a la vida personal o laboral???
- Lo cierto es que no, mi Señor.- mientras contesta entregada va mirando hacia su Señora a ver si la ayuda de alguna forma.- he estado ocupada con la sala y con mi blog y, las copias… han ido quedando relegadas a un segundo plano; pero enseguida se las termino.
- ¿Para cuando tenías que tener terminadas las copias, entregada?.- inquiere la Sra. Maria
- mi Señora, tenían que haber estado acabadas para hoy.- contesta entregada.- pero esto me lo dijo el Señor antesdeayer pues, en principio eran para estar terminadas de tal forma que las recibieran en Bilbao pasado mañana.
- Ya.- contesta Dama Maria.- pero para que estuvieran en Bilbao pasado mañana tenían que estar acabadas mañana como muy tarde, no??? Para que te diera tiempo de ponerlas en el correo.
- Sí, mi Señora
- Por eso mismo la dije que estuvieran acabadas para hoy que total Yo las recogía y no tenía que gastar en el sello.- interrumpe el Sr. Txiria, mientras retira las copias que están en la mochila y se las guarda en el bolsillo de la chamarra.- Creo que lo correcto sería que ahora volviera a iniciar el proceso de copia y enviara para el sábado el total de las copias que componen el castigo; así no volverá a ser tan olvidadiza.
- Por favor, mi Señora.- se vuelve entregada hacia la Dama María.- es que son muchas y voy a estar excesivamente dedicada a ellas.
- ¿Cuántas son???
- Solo 367.- dice el Sr. Txiria.- pero… es que no hay forma de que aprenda a no decir palabrotas la niña cochina esta.
- Bueno, pero es que ahora apenas las dice.- contesta la Sra. María.- ¿Puedo saber que es lo que sucedió??
- Nada inhabitual.- responde el Sr. Txiria.- estábamos en la sala y aquí esta niña dijo dos veces seguidas “joder” dejándonos a sus Dueño en un muy mal lugar.
- Y … ¿cuántas ha escrito???
- 185, mi Señora.- contesta entregada de forma casi ansiosa.- pero es que he estado ocupada poniendo el vídeo y otras fotos y cosas en mi blog que Ud. me dijo que las pusiera. Además, le aseguro que no voy a volver a decir ni una sola palabrota más; no se preocupe Ud. se lo juro por lo que más quiera.
- Vaya, pues menudo dilema tenemos, ¿no??? Parece que la niña se ha visto metida entre las dos obligaciones
- Sinceramente, Yo creo que la hubiera dado tiempo a hacer ambas cosas.- responde el Sr. Txiria.- pero más vale que dejemos esto para más adelante; pensémoslo un poco y decidiremos lo que hacer antes de marcharnos, ¿de acuerdo???
- De acuerdo
Mientras ha discurrido esta conversación los vasos de las tres personas están casi vacíos. entregada se da cuenta de ello y propone pedir otra ronda mientras intenta desviar la conversación del tema de las copias.
Ante la confirmación con la cabeza de la Señora Maria se levanta de la silla y va hacia la barra a pedir una nueva ronda de consumiciones; tiene la boca seca por el enfado que ha demostrado su Dueño.
Llega hasta la mesa con las nuevas consumiciones y, sin darla tiempo a sentarse, la dice el Sr. Txiria:
- Venga vamos acompáñame al WC que tienes ganas de mear.
- ¿Yo??? No, mi Señor, que no tengo.
- entregada si Yo te digo que las tienes, las tienes, ¿verdad???.- replica el Sr. Txiria
- Sí, mi Señor
- Pues, ala, andando al WC; entra en el de sras. bájate los leggins y las bragas y espérame en unos segundos a que Yo llegue
Y hacía allá va entregada, con su mochila al hombro en la que cree que están las bolas chinas de castigo. Va alegre aunque inquieta, su inquietud emana del hecho de que sabe que algo que nunca se le habría ocurrido que pudiera pasar la va a suceder. Por otro lado, esta inquietud se traduce en excitación; excitación que hace que su entrepierna se encuentre mojada, muy mojada.
Llega al baño y cierra la puerta con pestillo; deja la mochilita encima de la cisterna del WC y, a pesar de lo que ha dicho su Señor, no se quita la ropa de cintura para abajo, pues no se acaba de creer que vaya a hacer lo que la ha prometido.
El baño es pequeño, apenas caben en él, el inodoro y un pequeño lavabo, con lo que no sabe que es lo que puede pasar dentro; empieza a confiar en que no pasará nada.
Suenan unos ligeros golpes en la puerta y dice entregada:
- ¿Quién es???
- Soy tu Dueño; ábreme
entregada abre mientras su corazón de un gran vuelco en su interior. Ve a su Señor que rápidamente pasa dentro y que apenas caben los dos en el mismo.
El Sr. Txiria observa la situación, sonríe y mirando a los ojos de entregada, la dice mientras la empuja hacia el inodoro haciendo que abra las piernas a ambos lados:
- ¿Por qué estás aún con la ropa puesta????
- mi Señor es que aquí no podía ni revolverme y no veía como hacerlo
- No te preocupes que ya te voy a enseñar como hacerlo en un pis pas.
Sin más preámbulos el Sr. Txiria se agacha, la hace levantar ligeramente el pie izquierdo, la descalza y la baja el leggin por ese lado; pone Su mano en el hombro derecho de ella y, haciendo que levante ese pie, repite la operación. Casi sin dejarla respirar, tira del tanga hacia abajo; entregada tiene las piernas abiertas y teme que se la rompa por lo que las empieza a cerrar colocando la rodilla derecha encima de la tapa de la taza impidiendo la ruptura del mismo para acabar en manos de su Dueño.
Durante todo el proceso, que apenas ha durado unos minutos, el Sr. Txiria no ha abierto la boca; entregada, por su parte, está con la boca seca, abierta, respirando fuertemente debido al calor que la sube desde las entrañas, tanto debido a la excitación como a la vergüenza que la produce la situación.
- Veamos ahora lo caliente que está esta perrita callejera.- dice el Sr. Txiria mientras lleva las manos a la entrepierna de entregada y tira del cordel de las bolas chinas que se deslizan con facilidad fuera del túnel del placer de entregada.
Seguidamente mete sus dedos en el chorreante coño de entregada, la cual, se muerde los labios para no gemir del gusto que la produce la invasión que se está llevando en su intimidad sin permiso expreso, solo por la simple voluntad de su Señor.
- Bueno, no está nada mal, parece que hemos cambiado las fuentes del Duero de sitio.- comenta el Sr. Txiria mientras saca las bolas con pinchos de Su bolsillo.- pero por lo demás, supongo que ahora entrarán con mayor facilidad estas otras.
entregada respinga del susto pues creía que las bolas seguían en su mochila. Al ver que no es así, siente nuevamente que su Dueño se superpone a ella en todo su ser y lo mira con una mezcla de admiración y respeto bien ganados. Sabe que esas bolas van a ir a parar a su encharcado coño y siente como el flujo remite levemente, pues son duras y la van a hacer daño cuando camine.
Sin preocuparse por esa situación, el Sr. Txiria coloca la primera bola en la entrada de la vagina de entregada y la empuja sin dilación. Un pequeño grito sale de la garganta de la sumisa que siente el daño que la producen estas bolas mientras entran por primera vez en su cuerpo (ni ella ni nadie han sido capaces de meterlas).
Acabada de entrar la primera, entregada aprieta los dientes esperando que entre la segunda; está convencida de que su Señor se la introducirá de forma inmediata por lo que siente un cierto alivio cuando escucha Su voz diciendo:
- ¿Qué tal va eso, niña??? ¿Soportarás ese dolorcito por tu Señor???
- Sí, mi Señor. Le aseguró que lo soportaré que las llevaré hasta casa con orgullo. De hecho... estoy volviendo a lubricar como una loca.
Mientras discurre esta conversación, la mano del Sr. Txiria no se ha apartado del coño de Su perrita. Sin mediar palabra empuja la segunda bola hacia dentro pillando por sorpresa a entregada la que no puede dejar de emitir un pequeño gemido mezcla del dolor y de la sorpresa.
- Bueno, ya está, Mi niña.- la dice su Amo, mientras la acaricia la cabeza suavemente.- ahora solo queda poner estas otras dos en tu ano.
- No, por favor, mi Señor.- suplica alarmada entregada.- que esas no caben y me vana hacer un daño horrible. Le ruego, Le suplico encarecidamente que no me las ponga, estoy segura de que no podría aguantar ambos juegos dentro de mi.
- Bueeeeeno... y eso.... ¿por qué?.- replica el Caballero Txiria.- ya te dije que te iba a poner ambos juegos porque te lo habías ganado.
- mi Señor, se lo suplico, si Lo desea Me pongo de rodillas; pero Le ruego que no me las ponga. Por favor...
- Por favor... .- repite la niña.
La voz de entregada suena débil y en un hilo, es evidente que tiene miedo y que no sabe si aguantará la prueba. Mira a su Amo con ojos llorosos, el flujo vaginal se ha cortado de golpe y siente que su boca está seca.
Ante la falta de respuesta de su Dueño, inicia la vuelta para dejarle libre acceso a su parte trasera; casi sin darse cuenta solloza quedamente, cuando, de repente, se escucha decir a su Amo:
- Vale, niña Mía proponme un cambio; ¿qué puede ser tan grave como esto pero que te haga sufrir menos físicamente???
- mi Señor, ya sabe Ud. que no soy muy buena para hacer propuestas pero Le aseguró que haré lo que Ud. me diga
- Bueno, sí, pero eso lo ibas a hacer de todas maneras ¿no es verdad????
- Sí mi Señor; Ud. lo sabe bien
- Bueno, bueno... no sé Yo, ¿eh??.- mientras piensa en voz alta la mano del Sr. Txiria va a buscar el coño de entregada que vuelve a estar muy mojado.- ya sé. Vas a salir descalza y sin los leggins
- Pero, pero, pero... mi Señor, que se va a dar cuenta todo el mundo; y más si voy desclaza.
- Pues, vale, solo sin los leggins.
entregada está roja de vergüenza mientras el Caballero mete el tanga en el bolsillo del pantalón y las bolas chinas y los leggins en su mochila. Despacio empuja los zapatos hacia entregada y la dice:
- Sal después de que lo haga Yo. Al llegar a la barra te das la vuelta y pagas las consumiciones y... ten cuidado como te pones no se te vaya a ver todo el culo.
entregada no se puede creer las instrucciones de su Dueño, pero ve que tranquilamente quita el seguro de la puerta y la abre con tranquilidad, con lo que se convence de que son reales y definitivas. “Menos mal que me ha dejado los zapatos”, piensa para sí misma.
Al cerrar su Señor la puerta oye de repente al otro lado de la misma:
- Un momentito que creo que está ocupado.
El Sr, Txiria llega tranquilamente hasta la mesa donde está Maria y la dice:
- Bueno, ya está todo arreglado con la niña
- ¿Qué la has hecho??? ¿Lo puedo saber???
- Bueno, ya lo verás cuando llegue ella. De momento, te bastará saber que he hecho un intercambio de bolas y que Me he quedado con el tanga
- Vale, y de las copias... ¿qué vamos a hacer??? ¿Por qué no la dejas una semana más???
- De acuerdo, las dejaremos una semana más
Mientras tanto, entregada ha salido del baño y roja como una amapola se ha dado de bruces con una madre y su hijita.
Sin decirlas ni palabra, va a la barra, en la que se tiene que apoyar mientras cierra las piernas y maldice lo corta que es su falda, para pedir la cuenta. La paga y, con su cara de un color que parece que no hace falta que iluminen las calles, vuela hacia la mesa de sus Dueños.
Cuando la ve llegar, Maria no puede evitar que una sonrisa de oreja a oreja se apodere de su cara.
- ¿Qué tal estás, niña?
- Muy bien, mi Señora; nunca he sentido nada igual a lo que siento en este momento; a pesar del dolor que tengo en el coño y a pesar de que debería sentir frío, lo que me siento es inmensamente feliz de estar a Su servicio.
La cara de entregada refleja la contradicción de los sentimientos que la embargan; por un lado, el dolor vaginal hace que se sienta incómoda, molesta y debería hacer que su excitación remitiera; por el otro, el saber lo que está haciendo, por Quienes lo hace y lo que la llena hacerlo hace que sus flujos manen libremente, casi como si fuera un manantial,
La conversación sigue, la Sra. Maria y el Sr. Txiria comunican a entregada lo que pasa con el castigo de copia que tiene pendiente y siguen hablando de sus cosas cuando, de repente, la Sra. Maria mira Su reloj y dice:
- Ufffffff, qué tarde se nos ha hecho. Estamos tremendamente a gusto, niña Nuestra pero nos tenemos que ir para casita ya.
- Vale, Sra. Sr. ¿me acercarán hasta casa???
- Sí claro, sin problemas.
Sin más dilación van al coche donde se repite la acción por la que entregada abre la puerta de la Sra. y, montándose, la llevan a su casa, donde se despidien afectuosamente de ella con un “hasta siempre”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario