domingo, 25 de abril de 2010

La ESCLAVITUD de maría (vista por el Sr Txiria) por Txiria

Me encuentro en el salón de un piso de dos habitaciones (con sus cuartos de baño) y cocina. Voy vestido enteramente de negro y, esta vez sí, llevo todos los aditamentos que no siempre suelo portar; es decir, visto como lo haría un militar en una ocasión de gala, con todos sus galones y complementos.
Llevo puesta una de Mis camisas negras (la más espectacular de ellas) con la corbata de lazo de raso negro, el chaleco negro, Mi pantalón de cuero (por supuesto, negro) y zapatos negros. Mi muñeca izquierda está adornada con una pulsera de plata de eslabones entrelazados y en Mi dedo anular derecho luzco un sello de plata con Mi símbolo grabado en él; si me miro concluyo que voy vestido acorde a lo que requiere la ocasión.
Miro a Mi alrededor y observo a las personas que Me acompañan, 3 hombres y 3 mujeres. Ellos, los tres, van vestidos de negro completo, más clásico AMOBILBO, con una gorra militar y chaleco Fire-brand-Vit y con una camisola negra suelta que resalta aún más su maciza figura el Señor LORDVAGO. Las niñas, por su parte, llevan túnicas tipo árabe recamadas en oro de diversos colores excepto el blanco.
Deambulo ligeramente por el salón acercándome a ellos y a la espera de que llegue la hora en la que hemos decidido empiece la, para Mi al menos, importante e impactante ceremonia. Tengo Mi pelo en-trecano cortado y peinado de forma clásica con la raya a la derecha, y Mis ojos brillan con su gris azula-do.
Tranquilo Amigo, que todo va a salir estupendamente;.- Me dice LORDVAGO con Su característico gesto en la cara mientras la niña que Lo acompaña sonríe alentadoramente.- además, acuérdate de que luego nos esperan una buena cena, jajajaja
Sí la verdad es que todo va a salir bien; estoy seguro de ello.
Caballero que, como siempre, lo tendrás todo controlado.- remacha Firebrand-Vit mientras nalai{Ft} parece querer transmitirme tranquilidad con su gesto.
Sí, sí; que estoy seguro.-vuelvo a indicar.- Por cierto, LORDVAGO, ¿qué Me has dicho de la ce-na????
Los dos sonríen con amplitud al darse cuenta de que Mi aparente tranquilidad es solo eso, apariencia. Además, y para confirmar más su opinión, se diría que estoy evitando de forma consciente a AMOBILBO y a Su preciosa better de AMOBILBO por la parte sustancial que toman en la Ceremonia a punto de co-menzar aunque nada más próximo a Mi intención real.
Con el rabillo del ojo noto que AMOBILBO se Me acerca mientras Su niña sale del salón y, sin poderlo evitar, Me pongo en tensión.
Ya solo faltan 5 minutos, better va a ver si maría necesita algo.- Me susurra Él al oído con contenida emoción.- y Yo Me iré para allá en dos minutos más.
Hago un esfuerzo para que Mi cara refleje la tranquilidad que estoy lejos de sentir y que soy cons-ciente de que todos saben que no existe pero, también sé, que es lo que debo lograr.
De acuerdo, Amigo.- le contesto mientras agarro Su brazo.- en cuanto vayas nos sentaremos y según note el aviso haré sonar la campana. ¿Estás seguro de que la oirás???
Sí, hombre por supuesto que la oiré; que ya hemos hecho la prueba y se oye perfectamente desde la habitación del fondo.
Según AMOBILBO sale del salón indico a los otros 4 invitados que se sienten en los dos sillones de dos plazas que están preparados al efecto; veo que LORDVAGO saca la cámara de fotos y sonrío ner-viosamente en Su dirección. Yo, por Mi parte, Me dirijo hacia un sillón solitario adornado por un paño entretejido en plata que se encuentra situado en el centro del salón.
Me siento en él apoyando indolentemente el codo izquierdo en el apoya brazos. Me siento inquieto pues estoy deseando que todo pase ya, que finalice cuanto antes. Esto es así pues entiendo a la perfec-ción la importancia que tiene el desarrollo de este tipo de ceremonias en éste nuestro mundo y, a Mi entender, la que vamos a celebrar hoy es una de las más importantes que se pueden llegar a efectuar… sino la más importante.
De hecho, Mi inquietud viene de que considero que es el acto más importante de todos en los que he tenido la suerte de intervenir de alguna manera. Quizá esta importancia venga derivada de Mi papel pro-tagonista.
Ya sentado, dirijo Mi mirada alrededor para constatar que todo está en orden mientras Mi pierna de-recha cruzada sobre la izquierda se mece en el aire con suavidad. De un rápido vistazo, compruebo que la colocación del cojín, blanco rematado en ganchillo del mismo color que se halla en el suelo frente a Mí, es la correcta; como al lado derecho tengo una mesa baja en la que se encuentran depositados diversos objetos entre los que llaman la atención una campanilla de plata, un sello, un látigo de colas, un collar y unas tobilleras y muñequeras pero con espacio suficiente para que quepan más cosas.
Sonrío y asiento; LORDVAGO apaga las luces y la iluminación del salón queda encomendada a la luz, más que suficiente, de una docena de velas. Las voces de los 4 que hasta ese momento sonaban en tono normal van descendiendo hasta los murmullos acabando por silenciarse pues llega el momento esperado.
En ese momento se escucha la vibración de la alarma de un móvil puesto para que se sepa la hora pero que no suene. Mi mano se dirige rauda hacia la campanilla de plata colocada en la mesita, tropiezo con ella, evito que caiga y la hago sonar una, dos y tres veces; este sonido es una llamada a la atención para que nos aprestemos a lo que va a ocurrir. Me resisto a dejarla en la mesita mientras miro intensa-mente a la puerta del fondo del salón y, cuando veo que se abre y entra por ella la procesión que estaban esperando, la devuelvo, con un sonido metálico, al lugar donde debe permanecer, mientras apoyo Mi mandíbula en Mi mano.
La procesión entra solemne pero emocionada en el salón y Yo contengo la respiración. A la cabeza de la misma entra el Señor AMOBILBO; Él viene con las manos juntas marcando el paso delante de better de AMOBILBO y de maría, Mi maría. Al verla, el ritmo de Mi respiración se incrementa ligeramente por la cercanía del momento que vamos a vivir.
better de AMOBILBO, porta en sus manos una bandeja decorada en níveo y plata lleva una serie de objetos entre los que podemos destacar una cuerda blanca y una correa. Va con un cuidado casi religioso pues se ve que desea llevar a cabo la labor encomendada con una precisión y una exactitud que transciende desde el menor de sus gestos.
Por su parte, maría de Txiria (Mi niña y Mi sol) porta en sus manos otra bandeja en la que, en este caso, destaca una rosa roja entera.
Viene diferenciada respecto de las demás no solo en el vestido que la adorna (de bailarina árabe con un cinturón color rosa fuerte; el pecho cruzado por un chal en negro y una falda también negra llena de aberturas laterales) sino en la honda emoción que la embarga. Además, por las aberturas de que por su falda van saliendo alternativamente cada una de sus piernas calzadas con unas altas sandalias negras de 13 cm de tacón; el velo que enlaza su cintura hace que las pequeñas monedas plateadas tintineen en su avance, en cada paso que da, marcando más la solemnidad del mismo.
Destaca en su atuendo el hecho de no llevar ni una sola joya o adorno añadido a su belleza.
La procesión se detiene justamente delante del cojín colocado en el suelo. De esta forma, llegan ante Mí, y mientras separo Mi cabeza de la mano con un pequeño esfuerzo, veo que el caballero AMOBILBO se ha parado esperando una señal de Mía para empezar la ceremonia.
Ante Mi asentimiento, el Caballero se desplaza ligeramente hasta la derecha del cojín mientras better de AMOBILBO y Mi niña maría van a colocar las cosas que traen en las bandejas en la mesita auxiliar donde están el resto de los elementos; vacilan (no han quedado de acuerdo en quien las pone primero), se sonríen y las colocan seguido a un apresurado susurro; este pequeño suceso se atribuye, sin decirlo, a la emoción existente.
Acabadas de colocar ambas bandejas, better de AMOBILBO se coloca al lado izquierdo del cojín; mientras que el Señor AMOBILBO toma a maría de la mano y la sitúa arrodillada sobre el cojín, frente a Mí pero en el extremo más alejado; Él mismo se sitúa al lado derecho de Mi niña permaneciendo de pie.
Hasta el momento todo se ha desarrollado en un sepulcral silencio; en ese instante, el Señor AMO-BILBO Me mira, sonríe y toma la palabra como Amigo, que lo es, tanto de la esclava ofrecida, a la que va a presentar, como Mío; toma la palabra para hablar en beneficio de la sumisa dando un testimonio de la misma (un testimonio que no es necesario pues conozco las virtudes de Mi sierva tan bien o mejor que cualquiera pero que entra profundamente en Mi alma como parte de la Ceremonia, del camino sin retorno que se va a concretar en la misma) con las siguientes emocionadas palabras:
“Queridos Amigos, querido Sr. Txiria:
Te presento a maría, Mi amiga, nuestra amiga, pero sobre todo y ante todo, Tu sumisa, una sumisa formada y capaz, cuya vida está orientada hacia el modo de vida reflejado en las siglas D/s; es decir que está decidida a servir con orgullo a el AMO que sirva para dominarla. Y por eso, hoy, 18 de noviembre, cuando se cumplen tres años de su entrega a Ti, quiere dar un paso más en su esclavitud, esperando tengas a bien aceptar su ofrecimiento.
Y para convencerte nada mejor que recordarte sus méritos y virtudes. Sus méritos se reflejan en una vida dedicada en los últimos años a profundizar en todos los aspectos del BDSM; sus virtudes en su capacidad de servicio y entrega que la hacen ideal para el AMO que sea capaz de captar el fondo de su alma, que la hacen ideal para Ti.
¿Acaso hay que decir algo más? ¿Importa su aspecto físico o su edad? No, como en todo los aspec-tos de este modo de vida nuestro lo que importa es lo que se encuentra en el interior no en el exterior. Y en este sentido es mucho lo que ella tiene que ofrecer.
Sin más os ruego que prestéis atención a su ofrenda.”
El Sr AMOBILBO ha hecho Su presentación con voz firme pero emocionada; Su cabeza ligeramente ladeada mientras leía el texto que traía preparado y que representa uno de los secretos de la presente ceremonia. Al finalizar, Me mira con media sonrisa esperando que el mismo haya sido de Mi agrado.
Lo ha sido pero… Mi gesto delata la contradicción entre lo que deseo hacer y lo que logro hacer, pues revela el esfuerzo que preciso llevar a cabo para aparentar la calma que creo debería sentir.
Pasa un segundo de emocionado y profundo silencio y, al percatarme de la mirada interrogadora de AMOBILBO, doy un paso ligeramente precipitado al siguiente momento de la Ceremonia.
Miro con una sonrisa a maría y, con un asentimiento leve de Mi cabeza, Me dirijo de forma directa a ella con estas palabras:
¿Ha venido ud. libremente y sin coacción a someterse a Mi servicio, el del Señor Txiria?
Mi esclava, maria, responde fijando la mirada, una mirada entregada y sentida que llega al interior de Mi corazón, de forma modesta pero decidida en Mis acuosos ojos:
Así es, Señor
¿Acepta libremente que la duración de su servicio es indefinida a partir de hoy día 18 de Noviembre de 2006?
Gustosamente acepto, Señor
¿Renuncia ud. a partir del día de hoy a cualquier apariencia de libertad ficticia tanto física o mental como moral en beneficio de su AMO?
Renuncio con agrado, Señor
¿Usted jura solemnemente que usted llevará a cabo su servicio lo mejor posible, que se dará comple-tamente a su AMO, sin poner ningún obstáculo a su voluntad, durante la duración de su servicio?
Así lo juro, Señor
¿Qué ofrendas ha traído ante nuestra presencia como expresión del servicio que desea ofrecer?
Traigo mi cuerpo, mi moral y mi mente que ofrezco a mi AMO – responde desnudándose su pecho del chal que lo cubre con el auxilio de better de AMOBILBO.
Traigo mis votos que representan la condición de esclava de mi Dueño.
Traigo una rosa que representa la inocencia de mis intenciones.
Traigo la cuerda con la que deseo representar mi atadura a Ud.
Traigo este anillo en el que una de sus partes se sobrepone a las otras como Ud. se sobrepone a mí.
Traigo esta correa que representa Su guía y Su dirección en mi viaje por la vida
Lea ud. los votos a los que se compromete con su AMO
maría agacha su cabeza hincando la mirada en el pergamino con los votos y leyendo con voz temblo-rosa que llega bien dentro de Mi alma:
Me comprometo solemnemente a obedecerle inmediatamente, sin reserva y sin vacilación en todo lo que usted pida de mí.
Me comprometo solemnemente ser hermosa a Sus ojos, y sonar graciosa a Sus oídos.
Me comprometo solemnemente a servirle de la forma que UD. desee con todo mi cuerpo y mi alma en todo lo que usted desee de mí.
Me comprometo a que no habrá en este mundo, para mí, nada ni nadie más importante que llevar a cabo Su servicio.
Recibo tus votos y acepto examinarte para confirmarte como Mi esclava.- contesto, con voz que creo firme.
Acaricio ligeramente la cara de Mi prometida esclava, con delicadeza, pues sé que va a suceder el hecho glorioso, algo especial y único que solo sucede cuando la comunión entre las personas es real e intensa; maría, Mi niña, Mi esclava, se Me va a entregar incondicionalmente y lo va a realizar pública-mente, ante testigos para que nadie pueda tener la más mínima duda que dicha entrega es voluntaria y decidida por ella misma.
La caricia no es, pues, más que una muestra del aprecio que siento por ella pues se va a hacer evi-dente lo que es; aquello en lo que se ha convertido con el tiempo, en Mi joya preciada; en Mi mayor po-sesión; en Mi única posesión realmente importante.
Sin embargo, las ceremonias tienen su propia lógica y, para llegar a esa evidencia ante los ojos de todos, el hecho debe de ser evidenciado mediante un pequeño reconocimiento en el que se confirmará la aceptación libre y gozosa de la nueva situación por parte de la misma.
Para llevar a cabo esta parte de la Ceremonia Me propongo mantener Mi voz lo más firme posible, in-tentando (sin conseguirlo totalmente) controlar Mi emoción y nerviosismo; considero el momento de gran trascendencia de cara a la vida de ambos pues Yo nunca había considerado necesario llevar a cabo semejante confirmación con las otras personas que habían estado a Mi servicio previamente.
Cierro los ojos y rebusco en Mi cabeza las fórmulas que harán que, en este momento, la entrega de maría sea aún más evidente ante todos los presentes; que el reconocimiento del servicio de maría sea público y notorio.
Repita después de Mí. - empiezo hablando.- Soy su Amo, Dueño y Señor.
Usted es mi Amo, Dueño y Señor.- contesta ella
Usted es Mi esclava.
Soy Su esclava
su cuerpo y su mente son Mías.
mi cuerpo y mi mente son Suyas
No tendrá otra voluntad que la Mía.
No tendré otra voluntad que la Suya
Obedecerá Mis palabras y Mis deseos.
Obedeceré Sus palabras y Sus deseos
Dicho esto y, con exquisito cuidado, tomo las ropas que quedan sobre el cuerpo de maría poco a poco; desnudo su cuerpo con la misma emoción con la que lo hice la primera vez y aparto de ella esas prendas que la tapaban hasta que queda vestida únicamente por un tanga y sus sandalias.
El hecho de que el silencio de la sala sea sepulcral demuestra que todo el mundo presiente, sabe en su interior, que la ceremonia se dirige hacia su clímax; hacia el momento más importante de todos.
Miro a AMOBILBO solicitando Su ayuda para tomar los elementos de marca e ir imponiéndoselos por importancia descendente en el cuerpo de la renacida esclava; el precioso cuerpo que he dejado al des-cubierto y Me pertenece.
Desnuda viene a mí, su voluntad también estará desnuda. Reciba sus símbolos de esclavitud. – Con estas palabras inicio esta importante parte de la ceremonia.- Con esta pulsera grabada que nunca se quitará mientras Me pertenezca, renuncia a su nombre a favor del de “maría de Txiria”; no será conocida de otra forma.
Mientras digo estas palabras coloco con un solo movimiento (un movimiento más prolongado de lo debido y ensayado pues, por la emoción, Me cuesta llevarlo a cabo) en la muñeca izquierda de la esclava una pulsera grabada con el triskel del BDSM, el nombre de “maría de Txiria” y Mi propio símbolo. Dedico todas Mis fuerzas a centrarme en lo que estoy llevando a cabo abstrayéndome de los gestos y caras del resto de los presentes.
Y así poco a poco, con la emoción contenida pero exudando por los poros voy imponiendo los dife-rentes símbolos del asumido nuevo “status” de la esclava “maría de Txiria”, acompañados de la corres-pondiente letanía:
- marco a la esclava en su nalga derecha con Mi sello.
- la rocío con un perfume nuevo.
- la adorno con joyas en brazos, orejas y dedos.
- coloco en su cuello un collar de cuero negro triangular decorado con las letras “T X I R I A”.
- coloco las muñequeras y las tobilleras en sus muñecas y tobillos.
- por último, defino, con una leve azotaina, los límites del placer y el castigo que podrá llegar a recibir.
Cuando acaba la imposición de las marcas, Me vuelvo despistado hacia las ofrendas que han traído las sumisas en las bandejas. Con cuidado, con cariño, con emoción y comprensión deshojo la rosa en-cima de ella; la ato el cuerpo con delicadeza, uno la correa que simboliza la guía que Me entrega a su collar…
Percibo como todo el mundo entiende que el momento es solemne; que lo que está sucediendo ahí no sucede todos los días ni en cualquier forma de relación; que lo que se presenta ante los ojos de los-presentes es la entrega de forma libre, sin ningún tipo de coacción, del absoluto de la vida de la esclava (mente, cuerpo y alma) al que desea que sea su Amo y la aceptación voluntaria y responsable de la misma por parte de este Último con la conciencia de lo que dicha aceptación conlleva.
Se palpan en el ambiente los sentimientos de los presentes; sentimientos de alegría, de tensión, de complicidad, de emoción,…
En este instante, tomo una ligera distancia de Mi esclava mientras hago una pequeña pausa para ob-servar mitad interesado, mitad emocionado a la preciosa mujer que se Me entrega.
Ahora póstrese ante Mí. .- digo de pronto de forma autoritaria y firme; he recuperado Mi voz.
La renacida esclava se arquea hasta que su frente toca el suelo ante Mí, y Yo pongo Mi pie sobre su cabeza, pisándola, en el viejo rito de la toma del esclavo.
Soy tu Amo, Dueño y Señor. Y no serás de ningún otro mientras Yo te posea.- digo, con la voz ya fir-me y tranquila aunque presa de la emoción.- He hecho que despiertes de tu sueño y te he traído al reino de Mi voluntad. Es por ello que voy a darte nueva vida y nueva presencia.
Con está túnica blanca te visto simbolizando el nuevo empiece en esta vida en la que no te pertene-ces.- comento mientras tomo una nívea túnica recamada en oro (similar a las que llevan el resto de las sumisas presentes) y la visto.
A continuación, el Sr. Txiria, Yo mismo, como Amo renovado, toma a la esclava, ya maría de Txiria para siempre, de las manos y la levanta del suelo.
Pongo Mi mano en su mandíbula y, con una caricia y un beso, hago que mire Mis ojos hasta que su mirada entregada y feliz baja ante la Mía intensa y posesiva, finalizando de esta forma la Ceremonia.
A partir de aquí, la tensión presente en el salón se disipa y todos los presentes se dirigen a felicitarnos a ambos con alegría y emoción ya no contenida.
Lo que luego sucedió……… no es un tema que se incluya en la presente narración.

1 comentario:

  1. Me gustó mucho su relato Sr. Txiria. Se siente que fue escrito con el corazón. Transmite la emoción y el nerviosismo vivido en el momento. Cada detalle tiene su significado especial.
    La minuciosidad con que fue llevada a cabo la Ceremonia muestra lo importante que ha sido para Usted. Me encantaron las ofrendas elegidas por la Sra. María.
    Ahora nos debe la continuación...
    morgan

    ResponderEliminar