domingo, 15 de marzo de 2009

EL REGALO por Txiria

Estoy llegando a casa y esperando a ver como se encuentra Mi niña. Últimamente, una vez de cada tres o cuatro, Me sorprende esperándome perfectamente preparada para Mi; suele esperarme pintada, adornada y vestida con ropa sexy que indica bien a las claras su entrega y su sometimiento a Mi voluntad.
Hace unos días compramos un corsé nuevo y ayer añadimos al mismo un culote a juego que iba que ni pintado; por ello, anoche en la cama, la indique que Me gustaría verla con la ropa nueva y ella sabe bien lo caprichoso que soy.
Además según he salido del trabajo le he enviado un sms en el que la indico cuanto Me agradaría ver a Mi linda perrita bien preparada y adornada para Mí. No ha sido una orden sino, solamente, una indicación; pero soy consciente de que muchas veces se esfuerza incluso más por complacerme de esta forma que mediante órdenes directas y expresas. En este último caso, solo tiene que seguir Mis instrucciones al pie de la letra y cuando es una indicación puede dar mayor rienda suelta a su imaginación y fantasía.
Llego a casa; como siempre no toco el timbre sino que abro la puerta con Mi llave. La casa está en silencio y solo veo a nuestro perrito que se acerca a Mi meneando su colita.
Voy hacia el salón intrigado pues tanto silencio no es habitual en la casa y allí está ella. A cuatro patas, perfectamente maquillada con una pequeña túnica negra y dorada sobre los hombros y el corsé y el culote nuevo puestos; calza, así mismo, unas botas de media caña negras con un tacón de unos 10 cm. y, por supuesto, lleva colocado al cuello (y bien ceñido) su collar de perra.
No se oye un solo sonido en la casa. Yo Me acerco sin decir ni una palabra y, agachándome, levanto la túnica dejando su cuerpo a Mi disposición y lenta pero cadenciosamente, azoto su culo con Mi mano izquierda; simultáneamente, Mi mano derecha recorre su cuerpo ofrecido, especialmente sus tetas y su cara; su tripa y su espalda en una caricia interminable.
Por fin exhala un sonido la boca de Mi esclava; es un suspiro mezcla de placer y excitación por la situación a la que se ve sometida.
Mi mano derecha va hacia su culote y lo aparta de su coño para darme libre acceso al mismo. Lo toco y noto la emisión de flujos que está produciendo. In traduzco dos de Mis dedos en su interior y la empiezo a masturbar con una caricia que es, simultáneamente, profunda y exigente. Ella gime de placer y al poco escucho un pequeño quejido de dolor.
Noto que el culote le está haciendo daño en la raja del coño y para Mi caricia para bajárselo hasta medio muslo y dejar la entrada de su cueva a Mi disposición absoluta.
Mi caricia masturbadora continúa en su clítoris y el interior de su coño mientras que sigo acariciando su culo con palmadas cadenciosas que hacen que tome un color rojizo intenso delicioso. Su boca exhala cada vez unos suspiros más profundos de placer combinados con pequeños ayes de dolor cuando siente una palmada más fuerte o repetida en el sitio correspondiente.
Ella mantiene la postura lo mejor que puede a pesar de que se balancea ligera y levemente en su posición. Se muerde tibiamente los labios con el fin de que los sonidos que emite su boca sean lo manos audibles posibles y Yo la obligo a humillarse más ante Mi haciendo que repita lo que es (Mi niña, Mi sirvienta, Mi esclava, Mi perra,…) y a quién pertenece (a Mi). Lo hace, por supuesto que lo hace, con duda y reticencia pues la humillación verbal no es su fuerte pero su entrega es absoluta a Mi.
Al poco de hacerlo su boca se abre y exhala un suspiro profundo casi salvaje que Me indica que su excitación es máxima y, casi sin solución de continuidad, de su boca sale la humilde petición que la corresponde hacer:
- Permite Mi Señor que esta pobre esclava se corra, por favor
La doy Mi permiso con un gesto de Mi cabeza y un “Sí” rotundo y seco de confianza y complicidad que ella Me devuelve con una corrida generosa y sentida acompañada de unos pequeños gritos guturales que hacen que Mi alma se alegre por ella.
Al acabar de correrse, acerco Mi mano izquierda a su boca y ella la besa con fruición, especialmente la palma de la misma mientras Yo acaricio su bella cara llena de paz y de excitación.
En ese momento, Me fijo en la expresión pícara que la misma refleja y que aún no ha dicho ni siquiera una simple palabra de más, cosa en absoluto habitual en Mi esclava linda.
Levanto la mirada y observo que la puerta de nuestra habitación se encuentra cerrada Me extraña y Me levanto decidido a ver que es lo que hay detrás de la misma.
Ella, poniendo su mano en Mi muslo y mirándome intensamente, frena Mi avance hacia la puerta. Avanza a 4 patas delante de Mí y, llegando hasta la puerta, Me mira pidiéndome permiso para continuar.
Lo doy con un seco movimiento de cabeza y, levantándose, abre la puerta con un solo gesto seco y potente.
Mi cara refleja el asombro ante lo que veo.
Encima de la cama veo a una persona que identifico como una sumisa amiga nuestra; está arrodillada mirando hacia la puerta en posición de humillación (con la cabeza metida entre sus manos tocando el edredón con las palmas extendidas y las palmas hacia el suelo): así mismo se nota que mantiene las piernas y el trasero lo más abiertas que puede dejando bien al aire su coño y culo.
No va vestida con nada de ropa pero sí que está perfectamente maquillada y lleva, cubriéndola desde la tetas hasta las caderas, un paño de vivos colores que simula un papel de regalo y, ciñendo este paño, un lazo de color amarillo vivo como los que se utilizan para adornar los envoltorios de los regalos.
Cerca de la zona de la almohada, en el otro extremo de la cama, se ven tres de Mis elementos de spanking favoritos, Mi gatito Tx de colas, uno de Mis rebenques y la paleta con forma de mano. Como casi siempre Mi niña ha llevado los detalles al último extremo.
Aún no lo sé pero se encuentra en total privación sensual; algo sí que veo pues una venda ciñe sus ojos y unos tapones salen de sus oídos, así mismo se puede observar que lleva muñequeras y tobilleras de cuero en sus extremidades.
Mi esclava se acerca a Mí y pone en Mis manos un objeto que identifico como el mando a distancia de un huevo vibrador. No sé de donde lo habrá sacado (antes de abrir la puerta no lo tenía encima) pero sin esperar explicaciones lo conecto.
Simultáneamente a la conexión la otra sumisa pega un respingo y levanta su cabeza lo que Me permite observar que lleva una bola de goma bien metida en la boca que prácticamente la imposibilita de emitir sonido alguno; sus muñecas no solo están ceñidas por las muñequeras sino que también están unidas por una pequeña y corta cadena. Además tiene los pezones duros y salientes a la par que pinzados por dos pinzas de plástico de las que cuelgan dos pesitos.
Me acerco a su vera y la quito los tapones de los oídos.
Al hacerlo observo que de su coño sobresale el extremo de un consolador de los que tenemos, lo que indica que el huevo vibrador está colocado dentro del culo de esta mujer ofrecida. Me vuelvo hacia Mi niña con una mirada inquisitiva y ella Me responde con una sonrisa y se coloca de frente a la cama, en paralelo con nuestra amiga, con las palmas de las manos encima del edredón y doblada en ángulo recto. En esta postura su coño queda perfectamente a Mi altura para lo que Yo desee hacer y su culo en pompa por si lo deseo azotar.
No Me hago de rogar y Me permito caer en la tentación. Sin moverme de Mi posición alterno los azotes con Mi mano izquierda sobre las nalgas de Mi esclava con la introducción profunda del consolador dentro y fuera del coño de la sumisa.
La cabeza de la sumisa sube y baja con el vaivén que imprimo al movimiento del consolador; noto sus sonidos guturales que emite a través de su boca silenciada y, dado que no tengo necesidad de reprimirme, extraigo la bola de su boca.
Unos pocos gestos para adaptar las mandíbulas y se oye claramente:
- Gracias, Señor; esta sumisa no se merece semejante muestra de piedad.
Sigo con Mi movimiento alternativo cambiando ahora Mi mano de palmear el culo de Mi esclava a acariciarla, tanto en las nalgas como en el interior del coño, en el clítoris o en el ano, su humedad es creciente y el flujo que sale de su coño abundante empezando a mojarle los muslos.
Siento que ambas están a punto de correrse cuando paro bruscamente y, haciendo que levante su torso con una leve presión del dedo debajo de la mandíbula de la sumisa, le quito las dos pinzas de los pezones con un movimiento simultáneo que no lleva precaución. Un grito y un gemido cortos salen de la boca de la sumisa al mismo tiempo que noto la mirada preocupada de Mi niña.
Vuelvo a masturbarlas a ambas y ahora busco que Me ofrezcan su placer al cien por cien del mismo. Ambas están claramente excitadas y la situación resulta de gran morbo. Los gemidos y chillidos de placer de ambas llenan la estancia y siento que están a punto de ofrecerme lo que deseo.
La primera en suplicar es la sumisa que se Me está ofreciendo en este momento, sin casi poder hablar las palabras salen de su boca y su expresión delata la necesidad de dejarse ir:
- Me … permite … correrme, por favor … Señor. Lo … … necesito … profundamente.
- No, aún no; deseo que ambas os corrais al tiempo.- contesto imperioso
Al escuchar Mi palabras se producen dos efectos simultáneos.
El primero, que Mi esclava se empieza a mover con mayor profundidad buscando llenar su placer a la mayor brevedad; el segundo que la sumisa se muerde los labios y procura retenerse a pesar de que se nota que a ambas las cuesta esta nueva actitud.
- Por favor, … Señor, permita a … esta humilde … eh … esclava que se corra y … deje … deje que lo haga mi amiga.- suplica al poco rato Mi niña linda
No contesto deseo que sepan, sin que Yo lo indique, que necesito que la sumisa vuelva a suplicar su placer y su contento.
- No sé como pero lo entienden y al poco rato escucho la voz de la sumisa suplicando:
- Señor …, por favor…, le ruego que permita que … … aunque no me lo merezca… pueda ofrecerle … el goce de mi placer
- Sí, venga; las dos al tiempo, correos
Las dos empiezan a emitir una buena cantidad de flujo por sus coños encharcados. Una vez más no puedo dejar de admirarla previsión de Mi niña al colocar una toalla debajo del cuerpo de nuestra amiga para que los absorba.
Simultáneamente a la emisión de flujos empiezan un concierto de chillidos y grititos de placer; pequeños gemidos alternando con bufidos y resoplidos más fuertes que indican la sintonía de ambos y como el placer de una realimenta el de la otra.
Doy al botón de parada del huevo vibrador.
Ambas caen encima de la cama mientras que sus caras denotan un gran placer y felicidad. Las dejo descansar unos minutos aunque toda la escena Me ha puesto muy excitado y llevo ya un buen rato en esta tesitura.
Pasado este tiempo, hago que Mi esclava retome la posición que tenía y sin aviso ni dilación la penetro con brusquedad pero con cariño.
Mantengo Mi movimiento de penetración y sigo sin ocuparme de más motivos que de Mi propio placer (sin escuchar para nada sus protestas cuchicheadas) sigo a lo Mío. Al poco tiempo, y después de una docena y media de embestidas, empiezo a correrme en el interior de Mi esclava emitiendo un pequeño quejido de satisfacción y de placer.
Mientras Mi esclava busca con que limpiarse la mezcla de Mi leche y sus flujos que sale de su coño, quito el antifaz de los ojos de la sumisa y la pongo la polla a la altura de su boca. Así, en esta posición, ella inicia una mamada a la que Me abandono mientras extraigo de su culo y coño el huevo vibrador y el consolador que los llenaban.
Dejo que Me limpie bien la polla y la detengo guardándola dentro de Mi pantalón.
- Poneos de cara al cabezal y adoptad la posición de azotaina.- ordeno a ambas niñas
Me obedecen tomando la posición adecuada y con el culo bien en pompa. Empiezo usando el rebenque de forma suave y cadenciosa para calentar las nalgas de la forma más uniforme posible. De esta manera, sus nalgas toman un color rojizo suave tirando a intenso.
A continuación, tomo la “manita” y con ella aplico una intensa azotaina sobre las cuatro nalgas ofrecidas. Los pequeños gritos de dolor y placer vuelven a inundar la sala siendo simultaneados por las gracias que Me dan ambas niñas por el trato que las estoy dispensando. En los puntos en los que el color era rojo suave ha pasado a intenso y en los que era intenso o he azotado con mayor asiduidad el color se empieza a tornar en amoratado.
Por último, acabo con dos docenas de azotes aplicados a cada una de ellas con el gato de colas que acaban de dejarlas los glúteos marcados de rojo y morado.
A continuación tomo la crema para los moratones y golpes y se la aplico sobre las nalgas mientras las acaricio y noto como se dejan llevar por las sensaciones positivas que han recibido en esta pequeña sesión.
Las doy permiso para levantarse y, primero la sumisa y luego Mi esclava, acuden a Mis brazos donde las abrazo y beso en profundidad agradeciéndolas el maravilloso rato que hemos pasado.

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