jueves, 7 de mayo de 2009

Viaje a la libertad ( II parte ) por alma cautiva{J}

Una vez que mi Amo hubo colocado todo a Su gusto en el coche, incluyéndome a mí, se sentó al volante y puso el coche en marcha.
El camino era largo, pero como siempre que está a mi lado, las horas se me antojan minutos.
Desnuda y atada como me había dejado a la barra del coche con la cadenita de mi collar, me tumbé en el asiento de atrás, con mis patitas traseras flexionadas, como las auténticas perritas. Él me miraba de vez en cuando por el espejo retrovisor y eso me hacía sentir realmente importante.
La temperatura que iba subiendo a medida que avanzaba la mañana me obligaba a sacar mi lengüita fuera y jadear.
- " ¿ Tiene calor la perrita ? " - preguntó mi Dueño sonriendo.
Bajo mi condición de perra para mi Amo no podía hablar, por lo que Le respondí gimoteando mientras pegaba mi nariz a los agujeritos de la red para el transporte de mascotas.
Con un " click " mi Señor bajó media ventanilla de mi lado y agradecida, me incorporé, me senté sobre mis patitas traseras y saqué mi cabeza por encima del cristal semibajado. La sensación del aire que jugaba con mi cabello era agradable y comencé a ladrar divertida.
- " Guau ! Guau ! Guau ! "
- " Alma !!! Quita de ahí ahora mismo y túmbate !!!" - ordenó mi Amo subiendo casi del todo el cristal.
Obedecí de inmediato y no me moví en todo el trayecto, excepto para lamer el dedo de mi Dueño, que de vez en cuando introducía por la red que N/nos separaba.
Mi Amo tomó un desvío y paró en un lugar solitario y apartado para poder estirar las piernas y descansar un ratito. Abrió la puerta, bajó e inspeccionó el lugar. Volvió al coche, se apoyó sobre él y encendió un cigarrillo echando el humo muy poco a poco, como cuando se respira aliviado. Me miró y sonrío. De nuevo miró al frente, cerrando los ojos para tomar el sol que Le daba en la cara.
No parecía oir mis gemidos de perrita deseosa de salir de aquel horno de metal y moqueta. No parecía haberSe dado cuanta de mis jadeos y ni de mi lengua seca fuera de mi boca.
Me senté de nuevo sobre mis patitas traseras y comencé a arañar el cristal de la ventanilla:
- " Guau ! Guau ! Guau ! " - dije con ladridos lastimeros.
Mi Amo me miró. Regaló a mis ojos esa sonrisa con la que viste, a diario, de ternura mi alma y abrió la puerta. Mi instinto animal fue el de bajar del coche para colocarme a Su lado, pero la cadenita de mi collar me recordó que estaba atada. Gimoteé y lloriqueé, pero mi Dueño hizo caso omiso a las peticiones de Su perrilla.
Sólo cuando hubo terminado el cigarrillo Se dignó a entrar al asiento trasero para liberarme de mi cadena. Bajé del coche y comencé a olisquearlo todo. Mi Amo cogió un palito que había en el suelo:
- " Alma ! Cógelo !!! " - dijo mientras lo lanzaba lejos.
Corrí a por el palito tan rápido como podía caminar a cuatro patitas. Cuando llegué a él, lo cogí con mi boca.
- " Ven, alma ! Dámelo !!! "
Orgullosa de complacerLe, llegué a Sus pies, bajó Sus manos a la altura de mi hocico y relajé mis mandíbulas para devolver el palito a mi Amo, Que lo lanzó de nuevo:
- " A por él, alma, mi chica, vamos !!! " - me incitaba a obedecer habiéndolo lanzado más lejos.
Las piedritas y pequeñas ramas que había sobre la hierba se hacían cada vez más notorias en mis rodillas desnudas y ya algo magulladas en el descanso anterior, lo que me obligaba a llevar un ritmo más lento del que yo misma hubiera deseado.
Por fin llegué a mi Dueño, Que me esperaba pacientemente, sin dejar de animarme:
- " Estupendo, pequeña "
Iba a lanzar el palito de nuevo cuando sonó Su teléfono móvil. Desconocía quién Le llamaba...y es que en realidad lo único que me importaba es que estaba con Él; con mi Amo, con mi Dueño, con mi Señor, con mi Rey...en definitiva, con la Persona ante la Cual me sentía tan diminuta, aunque Él no Se cansara de repetirme lo importante que era en Su vida.
Mientras Él hablaba yo iba inspeccionando el terreno con curiosidad de cachorro, pero a mi Amo no Le gusta que Su propiedad se aleje demasiado:
- " Alma ! A tu sitio !!! " - dijo con voz firme y autoritaria.
Obedecí al momento, acercándome a mi Dueño a cuatro patitas. Él no dejó en ningún momento de atender el teléfono:
- " Ya estoy, perdona. Es que estoy con alma, mi perra, muchas horas de viaje la ponen nerviosa "
Tal y como mi Amo me había ordenado, me senté en mi sitio, es decir, debajo de Sus huevos, por si requería mis servicios de perrita lamedora. Noté que a mi cuello le faltaba espacio cuando mi Dueño me sujetó fuertemenete de mi collar, impidiendo de esta manera que apenas pudiera moverme si quería seguir respirando.
- " Claro, claro, es lo que pasa. El animal no está acostumbrado " - explicaba refiriéndoSe a mí.
Por la excitación que produjeron en mí Sus palabras por una parte, y la incomodidad que sentía en mi cuello por otra, me resultaba imposible estar quieta y comencé a moverme en busca de una posición más adecuada. Mi Amo, sin interrumpir la conversación, respondió sujetándome aún más firmemente de mi collar, obligándome a posar mis patitas sobre Sus muslos y empujar a modo de acto reflejo.
- " Dame un segundo. A ver si dándole un juguete para quieta la perra ".
Mi Amo dejó el móvil sobre el techo del coche sin soltar mi collar. Con la mano que Le quedaba libre bajó la cremallera de Sus vaqueros, sacó Su enorme verga, posó Su mano abierta sobre mi nuca y empujándo, con Su miembro por delante y Su mano por detrás, llenó mi boca de Su polla, hasta la garganta.
- " Hola ? "
- " Sí, ya estoy. No, no te preocupes. Ya la tengo entretenida " - explicaba mi Amo con la especial habilidad que tiene para follarme la boca.
En cada embestida mi Dueño iba clavando Su polla más en mí. Estaba tan excitada que no sabría decir en qué momento apagó el teléfono...Sólo sentía que empujaba y me llenaba la boca de Su verga. Embestía y tiraba más de mi collar. Penetraba mi boca y me ahogaba. Tras escuchar un gruñido de macho en celo, mi boca se llenó de un líquido espeso y caliente...
- " Echa aquí la leche de mi rabo, perrita glotona " - ordenó ofreciéndome un cachito de papel de plata que sacó de Su bolsillo.
Obedecí inmediatamente y mientras limpiaba de la polla de mi Amo todo resto de la leche de Su rabo, Él guardó el papelito de plata bien doblado en el bolsillo de Su camisa.
Mi Amo abrió el maletero, sacó mi ropa y la tiró al suelo:
- " Levántate y vístete, niña mía "
Abandoné mi posición arrodillada y me fui poniendo la ropa que mi Dueño había dejado sobre la hierba...toda menos mi sujetador y mis braguitas:
- " Ven, princesa " - dijo mientras me quitaba mi collar de perra y lo sustituía por la cadenita que solía ponerme al cuello cuando nos adentrábamos en el aborigen vainilla.
Esta vez me permitió sentarme en el asiento delantero, junto a Él.
- " ¿ Tienes hambre, alma ? "
- " Sí, mi Amo "
- " Te he dicho alguna vez lo mucho que me gusta tu boca, niña mía ? "
- " Gracias, mi Señor "
- " Me encanta cuando eres así de zorrita con tu Amo, preciosa "
Por fin, ante N/nuestros ojos un restaurante de carretera. Detuvo el coche y ordenó que bajara.
Fue Él Quien amablemente abrió la puerta y me cedió el paso. Seguramente, casi nadie de cuantos estaban allí entenderían que fuera yo quien abriera la puerta para dejar que pasara mi Rey....ni nada de cuanto a A/ambos N/nos hubiera encantado haber hecho.
Una vez dentro comencé a frotar mis vaqueros simulando que trataba de quitar una mancha con el fin de que mi Amo pudiera pasar por delante de mí, y así, seguirLe hasta la mesa que Él elegiría para los D/dos, como Le seguí unas horas antes por el monte, de la misma manera que Le seguiría hasta el fin del mundo...
No tomé asiento hasta que Él no se hubo sentado. Prendió de nuevo fuego en mi alma con esa sonrisa que normalmente adorna Su cara, mientras me ofrecía uno de los menús que la camarera había dejado encima de la mesa. Lo abrimos y Él tomó mi mano:
- " almita, cariño. No es necesario que elijas. Tu Amo sabe decidir lo mejor para ti, eh ? "
Cuando nos sirvieron la comida en la mesa, fue mi Señor Quien repartió las raciones en los platos y me ordenó que cogiera un trocito de pan para mí y dejara la cestita a Su lado.
- " Con eso tienes más que suficiente, pequeña. Hay que seguir viaje y luego te mareas "
- " Sí, mi Señor "
- " Beberemos agua. Innegociable, que yo tengo que conducir "
Durante toda la comida estuve pendiente de que no Le faltara nada a mi Amo, pan, agua, sal...Pedí permiso para llenar mi vaso cada vez que necesitaba beber más agua, bebiendo sólo cuando Él me autorizaba.
- " Me apetece fumar un cigarro, alma "
Cogí Su paquete de tabaco. Saqué un cigarrillo y el mechero. Coloqué el pitillo sobre mis labios y acerqué el mechero encendido. Mientras yo hacía todo esto, mi Amo simuló que se Le había caído la servilleta al suelo para agacharSe y comprobar que mis piernas estaban separadas, tal y como Él desde un principio me había enseñado. Aspiré hasta ver el papel de un tono naranja y sacando el tabaco de mi boca eché el humo que no había tragado, mirando con deseo mi vasito de agua:
- " Ibas a rogarMe que te permitiera beber, verdad, mi perrita ? Me ibas a suplicar como la sierva que eres, eh ? "
- " Sí, mi Amo, es que, a mí el tabaco... "
- " Shhh !!! Silencio !!! Si has de suplicar y rogarMe...hazlo bien, si no..cállate "
- " Mi Señor, por favor, Le ruego que..."
- " No, alma. Así no. Te levantas, te arrodillas ante Mí, y besando mis zapatos, Me pides que te permita beber agua. ¿Ves qué fácil, mi esclava ? "
- " Mi Señor, con toda esta gente aquí..."
- " Muy bien, preciosa, no pasa nada. Esperaremos a que todos se vayan para que puedas beber agua " - dijo acompañando este comentario con una patada tan notable como ligera en mis piernas:
- " Abre bien las piernas, zorrita "
La conversación se interrumpió cuando vino la camarera:
- " ¿Van a tomar postre ? " - preguntó.
- " Sí, un cortado para mí y uno solo para la señorita " - pidió mi Señor iluminando Su carita con una sonrisa.
Mientras nos traían el café, mi Amo tomó mi mano derecha y la colocó encima de la mesa con la palma hacia arriba, junto al cenicero.
- " No quiero que la quites de ahí, esclava, queda claro ? "
¡- " Sí, mi Señor "
Desde ese momento, mi mano se convirtió en el cenicero de mi Dueño:
- " ¿Quema, juguetillo ? "
- " A veces, mi Amo "
- " Bueno, almita, cariño, todo es cuestión de acostumbrarse "
- " Supongo que sí, mi Señor "
- " No voy a ser malo con mi cachorrilla. Si quema demasiado, siempre puedes levantarte, arrodillarte, y suplicarMe que pare "
- " Pero, mi Dueño..."
- " Ok, ok, también podemos esperar a que se vaya todo el mundo para que puedas rogarMe que use el cenicero de cristal"- dijo mi Señor en tono humillante.
- " Anda, perrilla, cierra la mano que viene la camarera " - dijo mi Señor después de sacudir sobre mi palma la ceniza incandescente de Su cigarro.
Obedecí y sentí un quemazón que se extendia por toda la palma de mi mano, un ardor similar al que abrasan mis ovarios cuando mi Amo me obliga a ser casta durante días, sabiendo que desde que soy Suya soy un alma en llamas.
Mientras la camarera N/nos servía los cafés, miré a mi Dueño hasta una altura prudencial para no cruzarme con Sus ojos, oscuros como la noche y limpios como la luz del alba. " Soy Suya " grité con la mirada. " Por siempre Mía " recalcó aliviando con Sus dedos mi mano cerrada.
- " A Mi perra no le gusta demasiado el café solo, verdad, princesa ? "
- " No, mi Señor "
- " Bueno, y si le echamos algo más que azúcar ? "
- " Lo que Usted ordene, por supuesto, mi Amo "
Dejó de acariciar mi mano que minutos antes Le había estado sirviendo de cenicero ordenando que, sin abrirla, volviera a ponerla sobre la mesa, pero esta vez junto a mi taza de café. Esperaba Sus órdenes para echar la ceniza en mi café, cuando sacó del bolsillo de Su camisa el papel de plata en el que me había ordenado echar la leche de Su polla, las horas previas a venir al restaurante. Sonriendo abrió el papel lentamente, lo vació sin prisa sobre mi taza y me ordenó que diera vueltas a mi café con leche.
- " Bébelo despacio. Saborea cada gota y disfrútalo. Junto con el collar y Mis cuidados, éste es el mejor regalo que pueda hacerte tu Amo "
¡Orgullosa de pertenecerLe terminé mi café con leche disfrutando de cada gota.
- " Ve a lavarte las manos y a hacer pis. No me hagas parar luego "
Me levanté de la silla y caminé con gracia, moviendo mi trasero, como Le gusta a mi Amo.
Al salir del baño Él me esperaba en pie, dispuesto a salir del restaurante e iniciar de nuevo el camino. Abrió la puerta y me cedió el paso para que saliera yo primero. Para mi sorpresa, no se había cerrado todavía la puerta, cuando pasó Su brazo derecho por mis hombros. Nadie podría darse cuenta de que Su mano izquierda sujetaba fuertemente mi brazo, por encima del codo.
- " Ah ! Mi Amo, me hace daño "
- " ¿Que te hago daño ? ¡¡¡Claro que te hago daño !!! ¿Esas son maneras de provocarMe ? ¿Tú sabes cómo Me has puesto meneando tu culito de putilla al caminar ? ¡¡¡Anda, vamos !!!
Mi Amo me llevo así hasta el coche, donde me colocó a cuatro patitas sobre el asiento de atrás, me bajó los vaqueros y azotando mis nalgas con Sus manos decía:
- " Voy a ponerte bien rojito este culito de putilla caliente que tienes, zorra "
- " ¿Querías provocarme, eh ? Mira lo que les pasa a las guarras como tú "
Mis nalgas ardían y mi Señor cambió Sus manos por Su polla.
- " ¿Notas los azotes de Mi verga, zorra ? "
- " Sí, mi Amo "
No había acabado de pronunciar estas tres palabras, cuando sentí Sus manos apretando mis pechos, haciéndolos prisioneros y esclavos a Sus caprichos. Una punzada en mi ano...la polla de mi Señor entraba y salía sin miramientos por mi culito. En cada embestida me recordaba Quién era Él, quién era yo, que Él mandaba y yo acataba... que era Su perra, Su esclava, Su objeto, Su posesión, Su juguete...Su todo....
En lo más profundo de mi ano un húmedo calor que me llenaba, el gemido de placer de mi Amo y Su aliento, de terciopelo, acariciando mi nuca.
- " Desnúdate de nuevo, princesa. Se N/nos hace tarde "
Obedecí sin decir nada. Él cogió mi ropa y volvió a guardarla en el maletero, de donde cogió mi collar de perra para sustituir la cadenita que me había puesto previamente para ir a comer. Ató mi correa a la barra del coche y el extremo del mosquetón a mi collar. Estiró con Sus manos la toalla que había colocado sobre el asiento y ordenó:
- " Túmbate aquí, alma "
Mientras besaba las manos de mi Amo, Él acariciaba mi cabeza, mi rostro y todo mi cuerpo...En cada caricia Él me entregaba Su fuerza, en cada beso yo Le entregaba el corazón...
Puso de nuevo en marcha el coche después de mirarme desde el otro lado de la red que nos separaba:
- " Eres preciosa, mi esclava. Preciosa "

No hay comentarios:

Publicar un comentario